“Cielo azul, tan distante y altivo, elévame a ti y hazme el amor descubrir”
Que sabe un tirano de lo que es realmente la fuerza. No lo sabe, pues solo sabe utilizarla para oprimir, para imponerse. Que sabe un tirano sobre el amor, si en él no hay sino tan solo miedo, dudas, temor. Por ende se levanta déspota, cruel, inhumano, mezquino y se lleva a su paso lo que pueda, armándose de la fuerza tirana, iracunda, perversa, cruel, la cual es su única arma, su único medio para dar batalla.
Son tan pobres estrategias, que las tiene todas gastadas y no sabe que a quien se enfrenta es a él mismo, a su propia perversidad.
Que sabe un tirano de lo que es el dolor, lo ha ignorado a su paso, solo sabe producirlo y omite el quejido de los que oprime, de los que lastima. No podrá saber nada, ya que tan solo hay perversidad. Si no ha comprendido, tampoco entenderá que solo la verdadera fuerza la obtiene el valiente, el noble, el justo, el que vence y que no le gusta oprimir, opacar, humillar, derribar, someter e imponerse implacablemente.
Un tirano y la verdadera fuerza no mezclan, porque el solo conoce la fuerza bruta, vil, devastadora, la que arrebata el gozo y la calma, desvirtúa los valores trascendentales del individuo y lo reduce a la nada.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
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